Titulo Original: The Shape of Water
Título en español: La forma del agua
País: EE.UU
Año: 2017
Género: fantasía, drama, romance, thriller
Productora: Bull Productions / Fox Searchlight
Director: Guillermo del Toro
En un inquietante laboratorio de alta seguridad, durante la Guerra Fría, se produce una conexión insólita entre dos mundos aparentemente alejados. La vida de la solitaria Elisa, que trabaja como limpiadora en el laboratorio, cambia por completo cuando descubre un experimento clasificado como secreto: un hombre anfibio que se encuentra ahí recluido. (Filmaffinity)
Guillermo del Toro vuelve sorprender a todos con sus maravillosas películas en las que mezcla la fantasía, la guerra y el amor para mostrar un mensaje al mundo. Esta nueva historia nos sitúa en un escenario en el cual los hombres están dispuestos a hacer lo que sea por acabar la guerra, desde espionaje, torturas y experimentos; la película nos muestra ese momento en el que el hombre pasa a ser un monstruo, y que mejor manera de retractar ese dilema que el plasmar en pantalla una criatura mágica más noble que el ser humano, fuera de ese mundo corrompido y alejado de su verdadera naturaleza; planteando la gran reflexión: ¿En que punto el hombre deja su humanidad para convertirse en un monstruo por satisfacer sus intereses?
En esta historia se retracta un romance diferente entre dos criaturas que han encontrado en cada uno aquello que buscaban. Tenemos a Elisa, una mujer muda que fue abandonada de bebe en un lago y la cual posee marcas muy peculiares en su cuello, se limita a hacer su trabajo y a pasar su vida en soledad a la espera de algo que la haga sentir viva, amada y aceptada; paralelamente encontramos a esta criatura alejada de su hábitat, en el que se encuentra una leyenda ligada a una princesa que ha perdido su voz y desconoce sus orígenes, mostrándonos una relación muy similar con Ariel la sirenita, pero de un estilo más oscuro y macabro.
Estos dos personajes son similares y diferentes a la vez, los dos han sido esclavizados y marginados por el hombre, han sido retraídos y viven en soledad. Sin encontrar la forma de comunicarse por medio del habla, logran transmitir lo que sienten a través de los gestos y el tacto, descubriéndose y encontrándose entre ellos. Este romance a la vez que llega a ser extraño también transmite deseo, sacrificio e ilusión, un amor irreal sacado de un mundo fantástico y crudo. El final es perfecto, todo cuadra y encaja exactamente con ese inicio, la protagonista al fin logra alcanzar ese mundo en el que siempre debió pertenecer.
La película tiene un reparto actoral maravilloso, Sally Hawkins logra transmitir a través de los gestos lo necesario para comprender su personaje, su desesperación, su ilusión, su esperanza, su deseo, y la necesidad de vivir algo mucho más allá de lo que siempre ha experimentado, esa curiosidad a lo desconocido.
Por otra parte Doug Jones, hace un trabajo impecable con sus movimientos y actuación, como siempre ha sido, a la hora de enfundarse en ese traje de criatura del agua y llegar a mostrar al espectador lo que quiere dar a entender su personaje, por nada es que Del Toro siempre ha querido tenerlo a su lado y han trabajo de la mano.
El antagonista, interpretado por Michael Shannon, ha sido digno de aplaudir, este actor es uno de los mejores al retractar los deseos de su personaje, esa desesperación, odio y amargura que se encuentran en su mirada, un personaje que a mi parecer debió ser más profundizado para entender sus objetivos ocultos.
Y una mención especial a Richard Jenkins, con su personaje, el amigo homosexual de Eliza, me ha hecho suspirar y encariñarme demasiado con su historia; y por supuesto, también Octavia Spencer, tremenda actriz que no pasa desapercibida con su elocuente y marcada actuación.
La forma del agua es un cuento de hadas para adultos inyectado de sensualidad y violencia, amor y perdida, marcando gran reconocimiento a los marginados de aquella época, gente de color, homosexuales, mudos quienes se encontraban renegados por la sociedad. Al final nos deja mucho para reflexionar y analizar, preguntándonos si creemos en los finales felices y si podemos ver más allá.
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