MACBETH

Título original: Macbeth

Autor: William Shakespeare

Traductor: Armando Roal Vial

Páginas: 152

Editorial: Norma S.A

Año (edición): 2001

ISBN: 978-958-04-6419-8

Macbeth cuenta una historia de crimen y castigo entreverada de brujería y elementos sobrenaturales. Amparado en las engañosas profecías de las Hermanas Fatídicas, brujas o diosas del destino, Macbeth decide asesinar a su rey y tomar la corona. Consciente del horror al que se entrega, forja su terrible destino y se deja poseer por el mal que nace del ansia de poder, creyéndose invencible y eterno. Esta obra tenebrosa e inquietante, de acción vertiginosa, es también profundamente introspectiva. A través de un lenguaje metafórico y sensorial, la obra indaga en lo prohibido, explora la transgresión y ofrece la oportunidad única de compartir la vida interior de un asesino, con su horror y su misterio. En el estudio introductorio, Ángel-Luis Pujante desvela el significado de ese juego de símbolos, el primitivismo y el concepto mágico del mundo que representan, y aclara cómo la altura poética e intelectual de Macbeth no oculta ni suaviza la situación política concreta de sangre y violencia, ambición y deslealtad en que la acción se desenvuelve. 

Estrellas, ocultad vuestros fuegos, que la luz no revele mis profundos y negros deseos.

Esta historia nos demuestra las intenciones oscuras de las personas, lo que puede llegar a hacer por su ambición y el deseo, la locura de un usurpador y el castigo que trae con ello. La historia de Macbeth cambia drásticamente cuando tres bujas, las hermanas fatídicas, le comparten una serie de profecías siendo la última la que llena de ambición a este hombre al aspirar ser Rey de Escocia. El actual Rey Duncan le tiene un gran estima a Macbeth y confía plenamente en él pero la semilla del mal ha sido plantada en su corazón con ayuda de la ambición y el deseo de su esposa por llegar a ser Reina y gobernar el país, por esto él se ve seducido y accede a cometer el asesinato del Rey, a pesar de que el asesinato es tan mal orquestado y a simple vista el primer sospecho sería él, las circunstancias que se desencadenan logran el objetivo de Macbeth y su esposa, conllevando a que la profecía se cumpla. Tras el horrible cometido, Macbeth se rodea de un sentimiento de culpabilidad, sombras, fantasmas, terribles pesadillas y muerte que lo llevan a su límite, sus ansias de mantener el poder lo conducen a destruir la vida de varios hombres y familias incrementando la lista de pecados, mientras que los fantasmas de sus muertos lo atormentan el confía plenamente en que nadie le arrebatará el trono que usurpó gracias a las predicciones de la brujas que pueden a llegar a ser malinterpretadas. 

Es extraño que a menudo, para ganarnos la ruina, los emisarios de las tinieblas nos digan verdades, y con honestas minucias nos lleven a traicionar aquellos que más valoramos.

El desenlace y el final es emocionante al presenciar el destino y la locura que acompaña Macbeth en su reinado, como su mujer es arrastrada también a este agujero negro que parece querer llevárselos a todos, el país de Escocia sufre y los herederos legítimos al trono se debaten la idea de ser aptos para ocupar el puesto de Rey mientras soldados y señores nobles marchan para devolver a Escocia lo que le pertenece. Las apariciones que atormentan a Macbeth conducen a reflexionar sobre si eran consecuencia de los sentimientos de culpabilidad y la locura, o si en verdad los fantasmas, de quienes murieron bajo su orden, regresaron del más allá para enloquecerlo.

Sacudíos de ese leve sueño, espejismo de la muerte, y mirad la muerte a la cara.

El libro está escrito de una forma maravillosa y poética que muestra la locura, el infierno y la tragedia que rodeaban al protagonista y aquellos a los que hirió logrando que sea una lectura corta y fascinante.

Ven, noche cegadora, venda los tiernos ojos de este día lastimoso, y con tu sangrienta mano invisible anula y despedaza el insigne vinculo que me hace palidecer. La Luz se adensa y el cuervo huye hacia el bosque sombrío. Las cosas buenas del día se adormecen y marchitan mientras los emisarios de la noche acechan su presa.